jueves, 2 de abril de 2015

Un libro que se cierra

Me despido, esta es mi última entrada en este blog.
Llevo años escribiendo mis locuras en esto a lo que quiero llamar "mi pequeño mundo", pero desde hace meses he empezado un libro nuevo. ¿Por qué?, bueno, digamos que una parte de mi me estaba pidiendo a gritos dejar esta parte de mi vida aquí y empezar una nueva. Necesito cerrar ciertas puertas, dejar ciertos recuerdos donde tienen qe estar, en el pasado, y empezar de cero; es por eso que ya no escribo aquí.
Todo el que quiera seguir leyéndome puede hacerlo aquí http://elsilenciodelospajaros.blogspot.com.es/

Stop the time ha sido una gran parte de mi vida, la cual no voy a borrar, todos los textos escritos durante estos años seguirán aquí, no van a ser borrados; pero ya no habrá nada nuevo aquí.
Esto es un adiós o un hasta luego, eso depende de vosotros. No busco decir palabras bonitas en esta última entrada, solo una verdad incuestionable: la vida sigue, y a veces necesitamos dejar lo pasado y renovarnos,
Ha sido un gran placer saber que hay gente que lee lo que me pasa por la cabeza o por el corazón, y a todos lo que quieran seguir haciéndolo os invito a visitar y seguir El silencio de los pájaros, el nuevo libro de mi caótica vida.

lunes, 22 de diciembre de 2014

Respirar, vivir, estar

'Respirar, vivir estar'
Dejarse llevar por el aire del ocaso, momento de bohemios y botellas de alcohol.
Soñando contigo, con una noche de locura entre sábanas y una vida de paseos por Madrid. Donde las luces nos arropen en las noches de invierno y las calles nos den el consuelo de caminantes orgullosos.
Quiero respirar, aquí y ahora, mientras sea mi existencia la que domine el desgraciado tic tac de ese reloj implacable llamado vida.
Quiero vivir, miles de historias que se fusionen en una sola, pues anhelo la existencia de un corazón que radica en la alegría para sintetizar los brillantes ojos de talento oculto.
Y quiero estar, ahora, en este mismo instante. Puede que mañana no esté, que en unos atentos minutos la madrugada acabe con mi propia imaginación. Pero de momento, mientras me quede un resquicio de fortaleza interna, quiero estar. Quiero sentir.

domingo, 7 de septiembre de 2014

Un mundo sin arte

Esta vez, voy a utilizar este blog para hacer una crítica social que considero más que necesaria.
Empezaré diciendo que actualmente soy estudiando de artes escénicas y como artista, estoy cansada de que se nos llame muertos de hambre. ¿Por qué vivimos en un país en el que se le da más importancia a un científico que a un poeta? ¿Por qué a los artistas se nos trata como a la mayor basura social que hay?

Los artistas somos los encargados de transmitir la cultura a lo largo de la historia, los encargados de contar historias, de crear, de dar forma... En esta época en la que la gente cada vez es más inhumana, un actor se encarga de emocionar, de hacer reír o llorar. ¿Qué sería de nuestra vida sin los versos de Lope de Vega?, ¿sin Góngora o sin Lorca?. ¿Dónde estaría retransmitida la historia de no ser por las pinturas prehistóricas? Y la belleza sin Dalí, sin Miguel Ángel, ¿dónde estaría?. ¿Qué sería de nuestras vidas sin las piezas imposibles de Bach, Mozart o Beethoven?.

Nosotros, los muertos de hambre, siempre hemos tenido una labor dura, llena de luchas sociales por pensar de forma diferente, por ver el mundo de manera creativa.
Por eso pido que la próxima vez que alguien diga "es un muerto de hambre", "es un inútil" o comentarios semejantes referidos a los artistas, se pare a pensar en las horas que un actor dedica al estudio de un guíon, en las horas de ensayo, de estudio y de aprendizaje. Qué piense en el esfuerzo de un pintor y en lo que refleja en su cuadro, o en la expresión corporal se un bailarín al interpretar una canción. Pensad en lo que sería de vuestras vidas sin la música que escucháis cada día, o sin esos versos que declaran el amor a vuestras parejas o seres queridos.

Solo pensad, durante un minuto, lo que este mundo sería sin los artistas. Dejad la fría lógica y recurrid a vuestros corazones... Porque ahí es dónde nace el arte.

                                                       

martes, 26 de agosto de 2014

Cambio positivo

Llevo años escribiendo las baladas nocturnas de los búhos, soñando con grandes escenarios y utilizando la prosa como escape y encanto.
En el punto en el que estoy puedo escribir las palabras más bonitas de mundo: el alzar de un amanecer indecoroso o una melodía de piano perfectamente acompasada. Puedo apuntar el drama: los versos rotos de un poeta sin musa, unos ojos sin alma en las pupilas, o una lágrima de sangre huyendo de las venas. Pero no ahora, en este punto solo quiero escribir de paradójico de la vida, de una sonrisa que pide deseos a una estrella fugaz... Y es que el tiempo nos cambia, ¿verdad?.

Antes, destruida por miradas arrogantes y puñales escondidos tras la espalda, hundida y ubicada en su propia desesperación. Ahora... Bueno, ahora se ha liberado de sus fantasmas y ha tocado el cielo.
No quiero escribir sobre el amor, sino sobre la superación. Porque yo he conseguido juntar los pedazos rotos de mi ser y unirlos, sin muros, sin ser una roca, sin insensibilidad, a pesar de que haya días en los que la melancolía sea el fruto de mi vida. No soy drama, ni comedia. Dependiendo del día puedo ser sátira o cantar de gesta.
Dependiendo del sonido, clásica o triste balada.

He resultado ser la mezcla de mi pasado y mi presente, un puzzle bien formado que encaja en el resto de las situaciones. Y no es cuestión de amor, ni de valor, solo es una voluntad de cambio positivo permanente. Porque al final, sin esa voluntad positiva, ningún amor sería capaz de estar en mi corazón

viernes, 8 de agosto de 2014

Descubrimiento

Creo que he llegado al límite de mi armonía, he gastado los pinceles en cuadros baratos e insustanciales que no dicen nada salvo dolor y muerte, y ahora que creo que he llegado a ese límite supero de nuevo las expectativas de niña marchita abriéndome a un teatro en plena función. Empiezo a comprender la grandeza de mi propia alma, pero sigo siendo una montaña rusa sin calificar. Estoy tachada de fracaso absoluto, pero ahora que he abierto la puerta de la jaula que encerraba al lobo, soy libre, una fiera con espíritu de líder, de estrella. He pasado de ser el objetivo de la bala, a ser quién empuña el arma, un cometa arrasador que se alimenta de los aplausos y los focos. Ya no estoy rota, he recompuesto cada leve pedazo de mi ánima para encontrar a un ser grande e indomable que hace del escenario su reino de próspera polifonía.

miércoles, 2 de julio de 2014

Poesía

Era capaz de hilar los sentimientos como los versos de una copla completa y perfecta. Mostrando una cesura en el momento y lugar exactos, como en un cantar de gesta. Mágica como la musicalidad de un corazón recitando "Polvo serán, más polvo enamorado".
Eso era ella para mi, pura poesía.

Siempre convirtiendo en arte cada gesto, cada palabra, pronto aprendí a observar cada detalle del aura que la rodeaba: la forma de trazar una línea en un papel al dibujar, la luz de sus ojos y la sonrisa torcida y provocativa.
Eran tantas las cosas que marcaban mi admiración hacia ella que me resultaba complicado no quedarme absorta en cada movimiento que hacía. Para mi se había convertido en una primavera adelantada y constante, una luz que convertía al sol en algo insignificante. Observarla se había convertido en algo tan normal como respirar.
Y no era una mera sensación transitoria, sabía que para mi era algo tan profundo que prefería no gritarlo, ni susurrarlo, sencillamente quería mantener esa profundidad ahí de forma que solo pudiera verlo ella. Era tal la paz que me transmitía que por una vez mi cabeza y mi corazón llegaron a una misma opinión: la quería, pero no como se quiere a cualquier otra cosa, como si fuera una simple pieza más del rompecabezas, no. La quería como solo una actriz quiere a un escenario, o como un músico ama a su intrumento, o un pájaro al propio viento. La quería como una parte vital y libre de mi, una presencia dormida que había despertado para crear paz, armonía, y una pizca de caos.

No puedo llegar a expresar con simples palabras lo que es para mi y espero no poder conseguirlo nunca, las palabras por si solas son como un puzzle, haces que encajen e intentas que lleguen a mostrar con la máxima exactitud posible el grado de intensidad que expresas, pero nunca llegas a consiguerlo del todo. Para poder alcanzar ese grado de exactitud haría falta música, pero eso... Bueno, es algo que solo compartiré con ella.
Puedo hablar, describirla como a mi musa, exaltarla como un poeta barroco, pero la cuestión es que solo ella será capaz de vislumbrar en mi el amor que siento cuando la miro.

miércoles, 11 de junio de 2014

Un telón abierto a la libertad

Cuando llegó, dejó sus cosas y subió a ese entarimado que tantos secretos conocía, ese espacio que había sido testigo de amores, llantos y desvaríos. Se quedó quita, observando las tablas negras del suelo, los focos que colgaban del techo, el telón rojo que había dado comienzo a tantas historias... Sonrió, no había nada que la hiciese sentirse tan viva, y no necesitaba decir nada, simplemente con estar ahí arriba en silencio, escuchando todos esos versos que recorrían cada pequeño espacio, decapitando los malos sueños y alzando la tragicomedia, se sentía bien. Ese era su lugar, el sitio al que siempre había pertenecido, rodeada de cantares de gesta y romances imposibles, de épicas historias de dioses y hombres, de balas incrustadas en los reflejos de la justicia. Era su mundo.
Tras inspirar profundamente, gritó, soltó toda la furia contenida que habitaba en su interior sabiendo que allí eso se convertiría en la muestra de arte más pura y explosiva. Cuando calló escuchó el eco de su lamento perdiéndose en el infinito de un patio de butacas, sumándose a los otro capítulo de las historias que yacían en aquel lugar. Cayó, golpeando la madera del suelo con las rodillas, convirtiendo sus brazos en un peso totalmente muerto. Sabía que debía canalizar toda esa energía en su cuerpo y su mente, era la manera de actuar, armarse con una coraza de energía impulsada por emociones reales e inventadas. Pero esta vez no actuaba, solo se dejaba llevar por la paz y la seguridad de esa plataforma desde la que veía el mundo. En aquel lugar era la reina, y su pueblo eran todas las butacas que acogían a la gente en su regazo, su obligación era hacer sentir a esas personas las más puras emociones, y esa era su especialidad. Levantó la vista del suelo y se armó, desplegó las alas que poseía al estar ahí arriba y se levantó, volvió a poner la mirada orgullosa de un león y dio comienzo a su actuación, teniendo como público al infinito y sabiendo que aunque nadie la oyese, ese momento quedaría grabado en la historia de ese teatro, siendo una más de sus historias, haciendo que su alma volviese a ser inmortal, imperecedera en su propia epopeya.

Se sentía libre, se sentía invencible.