jueves, 2 de enero de 2014

Valentía obligatoria

Nado en busca de un pedazo de tierra al que aferrarme, pero no hay nada, nada a lo que poder sostenerme salvo un amplio mar sin vida. No hay nada... Solo soledad y oscuridad.
Ahora me doy cuenta de que he cambiado, antes estar sola me resultaba, cuanto menos, reconfortante, pero ahora me da miedo, tengo pánico a encontrarme rodeada de gente y no ver una cara conocida, miedo a luchar sola una batalla interminable de incertidumbre. Los recuerdos me producen pesadillas, vivo a base de esperanzas. Me siento perdida, son muy pocas las cosas que tengo seguras, aunque es cierto que por esas pocas cosas pelearé hasta la muerte.
He vuelto a lo mismo, la misma historia desencaminada con toques de alegría. Me siento como una sombra en la pared, inútil, siempre viendo como los demás superan aquello por lo que yo llevo tiempo luchando. Y aún así soy la que sigue buscando un rayo de luz, soy aquella que nunca pierde la esperanza y que siempre, a pesar de todo, se levanta cada día. Incluso hoy, en el día en el que he redescubierto que le tengo miedo a la oscuridad... Y a dormir. No me siento segura, siento que estoy expuesta a los recuerdos contra los que he luchado. Y es curioso, ahora veo que esos recuerdos jamás se fueron, que las heridas que me fueron causadas son más graves de lo que pensaba. Y es que lo di todo, y me utilizó, jugó con un corazón que estaba extremadamente dañado, me cambió, haciendo que pensase que era un monstruo que la estaba destrozando la vida...
Ahora sigo siendo la persona que lo da todo, porque me ilusiono, porque merece la pena intentarlo, porque creo en el amor, y porque al fin y al cabo, arriesgar es la única manera de vencer.
Lucharé, seguiré firme a mi palabra, escribiendo sentimientos quebrados en el lienzo de mi corazón. Sé que el sol sale cada día, que al final todo sale bien... Mi fortaleza convierte el veneno de mi sangre en poesía.

Y hoy, este día, esta noche, a esta triste luna que vigila la ciudad desde su atalaya, solo le pido una cosa... Y es que sería precioso no tener miedo a dormir, a la oscuridad... Curar heridas... Por un vez sería maravilloso.
Estoy cansada de estar sola, demasiadas cargas para un solo cuerpo, demasiada lucha para una edad tan temprana.
Me lanzo y rezó, que mi ángel me cuide hoy, que haga cabalgar a mi alma a lomos de los sueños infinitos. Que por una vez cierre los ojos sin el miedo al abandono. Sin el dolor de la valentía obligatoria.

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