No se muy bien que es lo que busco ahora mismo.
¿Aceptación?, ¿aceptación de quien?, no, no necesito que nadie me acepte, soy tal y como debo ser y si a alguien no le gusta no es mi problema que no sepan ver mas allá de una superficie.
¿Felicidad?, ¿y quien no busca felicidad?, pero eso ahora mismo es una ilusión que se dispersa como el humo al intentar tocarlo.
Tampoco busco amor, aunque todo el mundo necesita amar o sentirse amado yo ahora quiero alejarme lo máximo posible de ese sentimiento que está acabando con el poco corazón que me queda.
Tampoco amistad, la amistad que necesito está guardada en mis recuerdos y hospedada en un rincón de mi corazón, descansa tranquila ahí, sin sobresaltos, y aunque de vez en cuando se manifiesta mediante lágrimas de cristal otras muchas veces dibuja una sonrisa en mi rostro.
Realmente quiero soñar, quiero imaginarme que lo imposible es posible, y que si extiendo el brazo y alzo la mano podré rozar el cielo. Quiero poder gritar al sentir que el mundo me ahoga. Y quiero poder pintar el paisaje de colores para desprenderlo del intenso y monótono gris. Quiero sentir la sensación de alegría al estar encima de un escenario y ver que la gente te felicita mediante aplausos.
Pero sobre todo, ante todas las demás cosas, quiero volar, quiero poder alcanzar el cielo y respirar…respirar aire que no haga daño, sentir la brisa más acogedora para poder dejar de pensar.
Volar… se que eso es un manifiesto de las ganas de sentirme total y absolutamente libre, porque la libertad es de las cosas que más anhelo en esta vida, y se que las alas…mis alas, me proporcionaran una libertad que llevo años buscando.
Porque no puede haber nada más libre que poder alzar el vuelo para rozar las nubes, no puede haber razón alguna que me impida encontrar la paz si me crecen mis alas.
Por eso, por muy imposible que sea, ¿Por qué no pensar que es posible?, ¿Por qué no pensar por un
instante que dos preciosas alas brotarán de mi espalda?
instante que dos preciosas alas brotarán de mi espalda?
Quiero ser libre, y por eso, salto y desde la montaña más alta me dejo caer, porque se que dos alas me protegerán de la caída. Porque mientras caigo, los recuerdos, los sentimientos… todo es más apacible, y el viento que respiro no es veneno sino consuelo. Porque una voz dentro de mí asegura que esto es lo correcto. Porque veo tus abrazos y tu sonrisa.
Pero sobre todo, porque se que dos alas me protegerán de la caída.

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