sábado, 19 de octubre de 2013

Mar de sueños

Estaba tumbada en su cama, observando su habitación en la más secreta oscuridad. Dejaba que la música fuese acorde a sus pensamientos, bañanando esa habitación oscura en un sueño de color. Y por primera vez en mucho tiempo, una sonrisa se dejó ver en su rostro.

Notaba cómo su vida empezaba ha tener un sentido que antes nunca había llegado ha encontrar, y eso hacía que se sentiese con fuerzas para poder enfrentarse al mundo, porque sabía que ya no estaba sola.
Ya no había recuerdos que la torturasen, no había pesadillas que la despertasen entre lágrimas al despuntar el alba, no había dolor. Y es que a pesar de todo lo que había pasado, se sentía bien.

Sus pensamientos cabalgaban al son del rasgueo de una guitarra, dejaba que fuese una voz la que la llevase al más alto de los cielos, se envolvió en sus deseos con la certeza de que las cosas irían bien, porque no había nada que temer, no había lágrimas que derramar, ni cadenas que romper.

Y así, dejó que sus ojos se cerrasen bajo un velo de seguridad, dejando que la música que desprendían sus auriculares la llevasen por un mar de sueños, haciendo de su imaginación su buque insigne y de su alma su capitán.

domingo, 13 de octubre de 2013

Tiempo al tiempo

Te echo de menos, pero no te quiero de vuelta.

Te sigo queriendo, y eso lo hace doloroso.

Quiero olvidarte, el dolor es demasiado grande.

Quiero volver a sonreír, quiero volver a mi antigua alegría pero me cuesta. Los días se han vuelto grises sin tu mirada. Y aunque fui yo la que terminó con esto, me cuesta olvidarte.

Me hiciste daño, muchísimo daño, y eso fue lo único que te pedí que no me hicieses. Has jugado con mi corazón, he sido tu muñeco durante meses, bailando al son de tus palabras, y al final el dolor era demasiado insoportable.

Solo quiero olvidar, y eso se lo dejo al tiempo, que cure él las heridas, que olvide todo el daño que me hiciste... Que deje de echar de menos tus besos.

Pero de momento, hasta que ese día llegue, solo puedo levantarme y luchar.

domingo, 6 de octubre de 2013

A veces

A veces no es la ruptura lo que duele. A veces lo que duele es darse cuenta de que han jugado contigo. A veces lo que duele es saber que lo diste todo y que te hicieron quedar como el monstruo. A veces lo que duele es haber soltado lágrimas por mentiras...
Hay veces, en las que lo que duele, es ver la indiferencia que significa lo poco que ya importabas.

Hay veces que estás roto por todo el dolor, y solo quieres expulsarlo todo con un grito desgarrador.