Soy un ser despreciable, un monstruo, un alma negra que
habita en un cuerpo humano y que los años crearon. Nacida en el abismo he
crecido alimentada por el dolor y el odio, invadiendo poco a poco el alma sana
que irradiaba luz propia, y apoderándome del cuerpo para consumirlo lentamente en las sombras.
Soy el miedo que juega con tu mente para crear una criatura
oscura y esplendida, un ser que te ha visto en los momentos de llantos y ha
hecho de ti el demonio con cuerpo humano que eres ahora.
Gracias a mí ya no hay rayo de sol ni luz celestial que
pueda salvarte, estás atado a la oscuridad y tu cuerpo yacerá aquí, entre
gritos y risas de sangre, arrastrando los fantasmas de tu pasado mientras yo
observo como las tinieblas nublan tu vista hasta destruir todo rastro de luz. Y
será entonces, cuando no queden sonrisas de alegría y en tus ojos no se aprecie
más que el ansiado deseo sangre, cuando serás liberado de tus cadenas y podrás
volver a levantarte, esta vez con la muerte agarrada de la mano y con el odio
que albergabas en tu corazón como impulso y bandera.
Soy un veneno incurable que ha
permanecido inerte durante años, esperando a que el dolor creciera para poder
convertirlo en odio y alimentarme de él. Vivirás entre sangre y lágrimas hasta que
sea la propia muerte la que decida darte la libertad, y de esa forma yo me habré
cobrado otra alma humana, convirtiendo al ángel en demonio.
Soy el ser repulsivo que aguarda en la oscuridad de tu corazón,
que espera la oportunidad de perturbar tu alma y de arrastraste al mundo de las
lágrimas de sangre y los juegos de las sombras.