domingo, 29 de julio de 2012

Un día de lluvia

- Dime que me quieres.
- ...
- Dime que me quieres, porque esta noche he sido incapaz de dormir porque las dudas me están matando.
- Yo...
- Dímelo porque no puedo vivir sin ti. Esa es la razón por la que estoy aquí, bajo la lluvia. Es la única razón por la que cada día, cada noche, lo único que me viene a la cabeza es tu sonrisa. La razón por la que estoy aquí es porque estás tú para salvarme de tanta soledad. Soy una exagerada, lo se, pero esto que siento por ti es amor y es la razón por la que me levanto cada día. Me haces ser mejor persona, contigo puedo con cualquier cosa. A si que dime que me quieres, porque se que a pesar de lo que ha pasado sientes lo mismo que yo.
- No puedo decirte que te quiero. Lo que yo siento por ti es algo más que amor, algo que no puedo explicar con palabras. Por eso no voy a decírtelo.
- Entonces ven aquí, y bésame.

Ella se acercó a su amada, saliendo del portal e introduciéndose en la lluvia, que la recorrió todo el cuerpo. No podía expresarlo con palabras, por eso posó su cara entre sus manos y la besó, con pasión, con ternura... Mientras la lluvia las invadía  ambas se unieron en un beso del que no querían separarse.
La imagen fue difuminándose y la conciencia se apoderó poco a poco de su mente, ¿había sido un sueño? No, más bien un deseo, el deseo apasionado de rodear entre sus brazos a la chica de sus sueños y de besarla bajo la lluvia.
Miró el teléfono y vio una llamada perdida suya. Salió de la habitación ya vestida y al abrir la puerta de la calle vio como caían las gotas del cielo. En ese momento sonrió y salió de casa con aquel sueño todavía en la cabeza.


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