Si algo he aprendido de la vida, es que siempre se puede aprender algo de las situaciones, por muy malas que sean, siempre puedes aprender a no tropezar con la misma piedra. Nuevos rayos de esperanza atraviesan el cielo cada mañana, me gusta despertarme y ver el sol, porque se que las cosas no van a ir a peor. Nunca me ha gustado ir como una victima por la vida, lamentándome constantemente de todo lo que me ha pasado, la vida sigue y aunque cueste hay que ir siempre hacia delante. No soy débil, he soportado muchas cosas, me he caído muchas veces y aun así me he levantado porque aprecio la vida de una manera inmensa. Es un tesoro, un regalo que no cambiaria por nada.
Por muy negro que pueda ser el pasado o incluso en ocasiones el presente, yo siempre llevo conmigo mi rayo de luz particular, y es verdad, soy una persona de lo más pesimista, pero si soy así es porque la vida de alguna forma me ha hecho así, aunque realmente, por mucho que la gente no se de cuenta, soy bastante optimista, porque aunque es verdad que muchas veces no se ver el lado bueno de las cosas siempre he luchado por lo que he querido, he amado, y a pesar de que muchas veces las cosas no me hayan salido bien siempre veo el rayo de luz en medio de todo ese pesimismo caótico. Siempre hay nuevos rayos de esperanza atravesando el cielo cada mañana, siempre hay sonrisas por las que merece la pena luchar. Pero lo más importante, es que hay una vida por la que seguir levantándose cada mañana al despertar. Una alegría por la que ver las cosas de otro color…. Es por eso que por muy pesimista que pueda llegar a ser, siempre hay optimismo dentro de mi, lo que en cierto modo, es irónico. Me queda una vida entera por vivir y no pienso renunciar a ella fijándome solo en los momentos despreciables, porque eso, al fin y al cabo, no es vivir.
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