viernes, 28 de diciembre de 2012

Un deseo irracional

El tic-tac del reloj no hacía más que animar el deseo que sentía de verla, había pasado una semana sin mirar aquellos ojos y necesitaba volver ha sumergirse en su mirada, volver ha sentir su cuerpo moviéndose encima de ella al son de su respiración. La deseaba, como nunca había deseado a nadie y eso hacía que las ganas de volver ha sentir el tacto de su piel fueran cada vez más irracionales.
Cuando llamó y abrió la puerta se quedó mirándola, solo un segundo, una partícula fugaz de tiempo en la que se aprendió cada nuevo detalle de memoria, un instante en el que volvió a pensar que no quería estar con ninguna otra persona. Sonrió, en sus ojos vio reflejada la duda que siempre poseía al ver esa sonrisa "¿qué?" preguntó, y mientras mantenía aquella sonrisa pícara dijo "eres preciosa", la chica no tuvo tiempo de contestar pues antes de poder si quiera abrir la boca sintió como la sujetaba la cintura y la besaba, y rindiéndose a la calidez de sus besos se dejó llevar.
No había podido resistirse ha besarla, llevaba mucho tiempo soñando con esos labios y cuando la vio su cuerpo se movió de forma automática buscando la felicidad que ella la ofrecía.
Así se quedaron las dos, unidas por un beso que mostraba la necesidad que tenían de estar juntas.
Cuando se separaron, ella volvió a mirarla, pasó su dedo gordo por sus labios, se acercó a su oido y la susurró "te quiero".