Quiero que cierres los ojos, te cogeré la mano y te acercaré a mi en este cuarto en el que solo estamos tú y yo.
No veas nada, olvídate de todo lo que hay a tu alrededor, solo siente el tacto de mi piel acercándose cada vez mas a la tuya, siente mis labios deslizándose por tu cuello hasta llegar ha acariciarte la boca y mis manos sujetándote la cintura, ignora todo el prejuicio e ignorancia que hay en el exterior pues en esta habitación somos dos y aquí nadie podrá decir qué está bien y qué está mal. Olvida todo atisbo de temor por lo que dirán las malas lenguas y será entonces cuando tus labios busquen los míos, cuando el deseo haga que tus manos se muevan de manera automática.
Aquí no hay lugar para las tristezas, las lágrimas de pesar no son bien recibidas. Esta habitación es nuestro santuario, los secretos quedarán ocultos entre las sombras de estas cuatro paredes donde el único testigo que observa es la luna. Ahora que tu piel reclama estar cerca de la mía, y que tus manos son poseedoras de mi cuerpo, abre los ojos y observa lo que el cariño ha creado, enséñame lo que es amar en este refugio de oscuridad.
Has perdido el miedo con la consecuencia de que al mirarme a los ojos una sonrisa se ha dibujado en tu rostro al mismo tiempo que entre besos y manos entrelazadas nuestros cuerpos han acabado en el mismo lugar. Es en esta oscuridad donde tus manos se han aprendido cada palmo de mi piel, donde mis labios han recorrido tu cuerpo y nuestros ojos han hablado entre ellos.
Pero es ahora cuando lo complicado se acerca, ya no hay oscuridad, el sol es el dueño de la ciudad y la luz muestra todo lo que pasó entre las sombras, es ahora cuando tienes que demostrar que ya no existe el miedo, que no importa lo que diga el resto del mundo porque has encontrado a tu princesa, a la guardiana de tus sueños y acompañante de tus días. Sal ahora con mi mano agarrada a la tuya para que todos vean lo que eres, teniendo la seguridad de que yo estaré a tu lado en todo momento, tanto en los días como en las noches.