jueves, 22 de diciembre de 2011

miedo, celos y cobardía

¿Dónde estás ángel protector, ahora que te necesito? Ahora que siento la inseguridad, la soledad, pero sobre todo los celos. ¿Dónde estás? No puedo seguir observándole sin sentir la tentación de sellar con un beso una confesión de amor. Pero resulta que tampoco soy capaz de decírselo, el pánico que me atrapa con su fría mano por miedo a su reacción hace que no me atreva a decir nada. Porque no quiero echarlo todo a perder, pero sus ojos… Tan llenos de vida, su tacto… Tan calido, es como una droga, cada vez que lo siento me quedo más y más enganchada a él.
Los celos están jugándome malas pasadas. No soporto ver como es a ella a quien parece prestar más atención. Y cada vez que eso pasa me quedo en segundo plano, con la sangre hirviendo al pensar que como siempre, la prefieren a ella antes que a mi.
No hago más que observarte furtivamente, a veces incluso me parece ver que tú también lanzas alguna mirada. La simple idea de seguir ocultándolo está acabando conmigo, pero el miedo de que todo se estropee si lo digo es demasiado grande.
... Y pensar que lo que tendría que haber sido un día maravilloso por el comienzo de las vacaciones se ha convertido en un agobio por saber que no te voy a ver hasta dentro de dos semanas…
Todo esto hace que me sienta ridícula. ¿será la ilusión de un beso lo que, en mitad de la noche invada mis sueños? Quiero gritar a los cuatro vientos que te quiero, pero el miedo impide que la voz brote de mi garganta.